Poema para la Doña

Doña ¿por qué perdiste tu primera serenidad?
¿Qué hombres malos se pararon a la puerta de tu sonrisa y desgarraron tu vida con sus manos?
¿Quiénes sembraron la angustia en las llanuras de tus ojos como el adorno de un dios?
¿Por qué un día de repente sentiste el temor de ser?
Y esa voz que te decía no te puedo amar por tu pasado
¿Quién hizo converger tus pensamientos al cruce de todos los llantos de dolor?
Se rompió el diamante de tus sueños en un llano arrasado por el viento
Estas perdida sin comprender que llego el final del cuento
Estas ahora sola en medio del universo
Sola y bella como una nota que florece en las alturas del vacío
Sin ti, no hay bien, ni mal, ni verdad, ni orden, ni belleza
¿Dónde estás? ¡¡Regresa mi doña!! ¡¡Regresa!!

Aquí estoy, está aún en este mundo mi cuerpo.
Soy solo una mujer,
una mujer herida por quien sabe quién.
Herida por la traición de mi sangre, que es veneno
y el fuego de la ira en los ojos que antes me miraban con amor.
Herida por el recuerdo de sus labios tiernos y cálidos,
labios que ahora escupen serpientes sobre mí.
Humano terreno desmesurado,
¡sí! ¡desmesurado! y lo proclamo sin miedo.
Desmesurado porque no soy civilizada ni es blanca mi inocencia.
Soy Bárbara tal vez
Y así en este mundo sobrevivo
Soy Bárbara limpia de rutinas y caminos marcados
No acepto someterme al mundo y cuando éste me pase por encima, yo llorar
Porque con mis lágrimas solo regaría el campo que me arruina
El mismo que me va matando lentamente
Yo prefiero coger el mundo con mis manos
Y si el llano se empeña en devorarme
Seré el fuego inextinguible que arrase todo hasta apagarme
Solo detendré mi venganza cuando no quede ningún ser
Un ser, que después que yo pare pueda volver a crecer
Compréndanlo
Soy el ángel salvaje que cayó una mañana sobre estas tierras de infortunio.