¿Qué opinan sobre la Obsolescencia Programada?

OBSOLESCENCIA PROGRAMADA

Hace un tiempo vi un documental que nos descubre el secreto de una absurda dinámica de consumo: la obsolescencia programada, el actual "motor" de la economía moderna.

Decidí escribir una especie de artículo sobre el tema y me gustaría compartirlo con ustedes y conocer vuestra opinión. Si quieren les dejo el link del documental: https://www.youtube.com/watch?v=3pb7HOfp8PU

Temas tan complejos como la Obsolescencia Programada no deberían ser tomados a la ligera. La primera vez que nos enteramos de que casi todos los productos están programados para estropearse pasado un tiempo, pudiendo durar más; nos sentimos engañados y traicionados, nada es nuestro realmente, todo se estropeará y tendremos que comprar algo nuevo que a su vez también caducará, colaborando así con este consumismo desbocado; Nos damos cuenta que nuestra vida, nuestra sociedad… todo es Comprar, tirar, comprar.

Desde este punto de vista la obsolescencia parece algo terrible, casi monstruoso, sobre todo para los que apenas pudiendo llegar a fin de mes, se ven obligados a comprar por ejemplo una nueva nevera, sin haber casi terminado de pagar la anterior. Cuando se nos estropea algo y llamamos al técnico ¿Quién no ha escuchado la típica frase: le sale más rentable comprar uno nuevo? Y nuestra reacción: ¿Pero cómo voy a comprar uno nuevo, si este lo compré hace un par de años? nos indignamos, pero siempre terminan convenciéndonos.

La obsolescencia no es algo fortuito sino una técnica comercial que surgió en el primer tercio del siglo XX con una serie de pactos entre los fabricantes de bombillas de Phoebus (cártel), que consistían en limitar la vida útil de los productos, con el fin de aumentar la demanda y la producción. Este cártel nunca existió oficialmente, pero sus efectos llegan hasta nuestros días, aplicándose además en la industria textil y en los aparatos tecnológicos de última generación, como impresoras, ipods y móviles.

Además también existe otro tipo de obsolescencia mas camuflada, pero que nos afecta directamente, sobre todo a las nuevas generaciones, en la que las modas y los últimos modelos y avances tecnológicos marcan un ritmo vertiginoso de consumo.

Sin duda, nos encontramos con el gran problema ecológico que supone la acumulación descontrolada de residuos, que se lleva a cabo en países tercermundistas como Ghana, que se ha convertido en el mayor basurero electrónico del mundo. Hasta allí llegan con regularidad cientos de contenedores cargados de residuos bajo la etiqueta de 'material de segunda mano', disimulando ser una aportación para reducir la brecha digital, pero que nunca pueden ser reutilizados y acaban ocupando el espacio de los ríos o los campos de juego de los niños.

También es verdad, que sin la obsolescencia todo nuestro sistema económico se caería abajo. Si dura para siempre, no se necesita uno nuevo y si esto pasa no hay demanda, ni producción, ni consumo… ¿Acaso esto es factible? ¿Cuántas personas quedarían sin trabajo? Si no se necesitara producir, ni transportar, ni distribuir, ni vender… tampoco harían falta las personas que se encargan de estas labores…por ello no podemos enfocar nuestras ideas hacia un punto extremista, sino buscar un punto intermedio; un buen desarrollo que sostenga nuestra economía, pero que respete el medio ambiente y no produzca un exceso incontrolado de residuos. Como defendía Aristóteles en el término medio está la virtud. Pero, ¿cuál es el punto justo entre un buen desarrollo tecnológico y económico, que da trabajo a millones de personas y sostiene el sistema, y una producción exagerada (por ejemplo el caso de las bombillas, las impresoras, frigoríficos, etc. que están diseñadas para "caducar"), que genere muchos más residuos de los que somos capaces de asumir, produciéndose así problemas como los de Ghana, que a la larga no sabremos cómo resolver? Es preciso tomar conciencia de que una producción ilimitada es incompatible con un mundo limitado como el nuestro.

En este punto destaca la idea del desarrollo sostenible; es decir aprovechamos nuestros recursos, para tener las máximas comodidades, pero sin llegar a ser un inconveniente en los intereses de las generaciones venideras.

Una alternativa posible es buscar nuevos mercados entre los países subdesarrollados, dando ayudas para conseguir un impulso del desarrollo económico de los países, que les permita adquirir también estos productos, aumentando la demanda, para sostener la economía sin necesidad de una obsolescencia tan radical.

Tras reflexionar sobre este tema decidí preguntarle a Lorenzo Lazo, quien como siempre muy amable me dio su opinión.



¿Y ustedes? ¿Qué opinan?