Libran en ensayos lucha de emocionesEl próximo 23 de marzo se estrenará la puesta en escena Purgatorio, con Edith González y Julio Bracho
Minerva Hernández / Reforma
Ciudad de México (9 marzo 2012).- Encerrada en el cuarto de un hospital, Ella trata de explicar las razones que la llevaron a matar a sus hijos, mientras que un médico la interroga, la lleva al límite y le hace recordar su pasado junto a Él, ese hombre que la arrastró a la locura y despertó sus sentimientos más oscuros.
Así se desarrolla la primera escena de Purgatorio, puesta que Edith González y Julio Bracho, dirigidos por Salvador Garcini, preparan actualmente para estrenarla el 23 de marzo.
"Sonreíste, te pusiste a sonreír. Piensa cómo se sintió Ella cuando te pusiste a sonreír sabiendo que la iban a tirar a la calle con sus dos niños", dice Bracho en su papel de doctor, con una bata blanca y unos lentes de armazón negro que le imprimen una mayor autoridad.
Pero el ser interrogado no existe; quien recibe los reclamos es una silla vacía en la que, tanto Él como Ella, imaginan al personaje que con su infidelidad desencadenó la situación que los llevó a ese lugar.
Y, aunque su interpretación resulta verosímil, al director le parece que falta un poco de intención a sus actores, por lo que les señala los puntos a reforzar.
"Eso te encabrona, te enoja", explica Garcini a Bracho. "Tienes que enojarte, te dan ganas de matarlo".
Señalamientos como esos fueron constantes durante el ensayo de este martes: prácticamente cada diálogo y tono fueron modificados, pulidos, para que los únicos dos personajes sobre el escenario dijeran exactamente lo requerido por la historia escrita por el dramaturgo Ariel Dorfman.
Después de cada indicación, González repetía en voz baja el diálogo ya modificado, mientras que Bracho anotaba en su copia del libreto cada corrección que se le hacía y todos los movimientos de la escenografía que deberá hacer durante la puesta.
"La obra es como un espiral, un torbellino que no te suelta. Una de las cosas que descubres es que cuando tienes un director comprometido, cada frase tiene un giro, un significado que no se agota.
"Es muy difícil el trabajo que estamos elaborando, porque es en conjunto, con muchísimo compromiso y que lleva toda una coreografía física de los personajes y del escenario, más una melodía en los tonos actorales", señaló en un descanso González, quien todavía no ensaya con el vestuario que usará en la puesta.
En Purgatorio, Él y Ella (personajes sin nombre) se encuentran repetidamente en diferentes condiciones y lugares para enfrentar las culpas y errores cometidos cuando eran una familia.
El montaje se presentará por 12 semanas en el Teatro Libanés.