Vivir a destiempo
EL POZO DE LOS DESEOS REPRIMIDOS
Álvaro Cueva
2013-02-27
Le voy a decir la verdad: me hizo muy feliz el estreno de Vivir a destiempo, la nueva telenovela nocturna de Azteca 13.
¿Por qué? Porque está buena por donde quiera que se le mire, desde la historia, la producción y el reparto hasta el vestuario, la edición y el tema musical.
Pero estoy todavía más feliz porque confirma algo que desde hace meses le he estado escribiendo y que tiene que ver mucho con nosotros como país.
¿Qué? Volver al origen, recuperar nuestra identidad, comenzar de nuevo.
Vivir a destiempo es regresar a los grandes melodramas mexicanos de todos los tiempos y, en el caso concreto de Azteca, regresar a sus mejores propuestas como Mirada de mujer.
Así como aquellas legendarias telenovelas con personalidades como Angélica Aragón y Ari Telch cuestionaban nuestra vida, ésta dice lo que se tiene que decir en este momento histórico sin descuidar la parte sentimental.
Así como aquellas maravillosas propuestas estaban encabezadas por luminarias famosísimas, egresadas de Televisa, Vivir a destiempo está encabezada por Edith González y Humberto Zurita, que salieron de San Ángel, pero que se están dando la oportunidad de representar a personajes diferentes.
Y así como aquellas entrañables emisiones le daban la oportunidad de darse a conocer a un montón de jóvenes talentos, que después se convertirían en figuras, esta producción de Fides Velasco (Secretos del alma) le está permitiendo hacer algo importante a muchachos que invariablemente nutrirán no solo a las pantallas de Azteca, a las de todo el mundo.
Bueno, hasta la canción de esta pieza, que es bellísima, está interpretada por Aranza, la misma cantante que nos puso a cantar a todos en los años 90 el tema “Dime”, de Mirada de mujer.
¿Así o más claro que Azteca se está recuperando? ¿Así o más claro que aquí va a pasar algo interesante?
La cosa es que usted la vea y discuta como muchas personas y muchas instancias vieron y discutieron los conflictos de las primeras grandes telenovelas de la televisora del Ajusco.
¿Qué es Vivir a destiempo? ¿De qué trata? No, no es lo que han estado declarando sus actores en todas partes, es algo que va más allá de lo aparente.
Vivir a destiempo es un retrato de lo que somos, del país en que nos hemos convertido.
Su protagonista es una mujer que pudo haber sido inmensamente feliz, pero que eligió al marido equivocado y así, al lado de ese señor, construyó una familia que, por obvias razones, está mal.
Ahora, la señora, que sigue teniendo posibilidades, que sigue siendo hermosa, está derrotada. ¿Se atreverá a dar el gran salto? ¿Se atreverá a recuperar su felicidad pero, sobre todo, se atreverá a recuperarse a ella misma?
¿Por qué le digo que esto es un retrato de lo que somos? Porque si cambiamos los nombres de los personajes podemos decir que esa mujer, que el personaje de Edith González, es México, el país que pudimos ser y no somos, el que cometió errores en el pasado, el que todavía está a tiempo de cambiar.
¿Ahora entiende la importancia de esta telenovela? Es como una película de la época de oro del cine nacional, tiene un valor simbólico y más de una persona se va a identificar con sus personajes y con sus situaciones.
Obviamente es una telenovela, con todos los defectos y las virtudes de este formato, tan telenovela como lo fue Mirada de mujer, que luego se convirtió en Victoria y que, al parecer, próximamente se convertirá en otra cosa vía Televisa.
Pero es una buena telenovela y eso lo tenemos que reconocer y lo tenemos que celebrar.
Adoro los libretos de Eric Vonn (Cielo rojo), el escritor responsable de este proyecto.
Me encanta que sus personajes, todo el tiempo, en lugar de estar soportando las agresiones de los demás, están contestando. No se dejan.
Me fascina que haya tantas relaciones tan reales: los divorciados que no se sueltan, las hijas consentidas del papá, los hijos consentidos de la mamá, los chavos que les dan consejos a sus padres…
Y ni le digo de las actuaciones. Edith ha hecho una construcción real de un personaje que no tiene nada que ver con nada de lo que ella había hecho antes.
Está divina, muy señora, muy digna, en el metro, en la calle, conviviendo con el pueblo, tejiendo lazos.
Humberto, por su parte, también está en lo suyo, creando una forma de hablar, una forma de moverse, una forma de interpretar a un señor tan, tan, pero tan de a de veras, que yo no me atrevería a decir que es villano.
Es lo que elegimos, lo que permitimos, nuestra bendición y nuestra maldición.
Ojalá que luego le pueda escribir de otros aspectos relevantes de esta producción como la dirección de escena, la fotografía y el diseño de imagen porque esto da para libro. Y apenas comienza.
Si Los Rey estuvo buena, Vivir a destiempo llegó para decir: quítate que ahí te voy. Está mejor. ¿A poco no?
Fuente: http://www.milenio.com/cdb/doc/impreso/9173623